Monday, December 07, 2009

Recuerdo

Nubes blancas,
cielo azul.
El viento tibio del verano
toca con dedos de seda todo mi cuerpo.
Los dedos diminutos de mis pies infantiles
se unden graciosos en el barro,
mientras camino con mi barco de plástico,
rumbo a los juegos acuaticos.

Cuando el sol recae en la dulce tarde,
a lo lejos la dulce madre me mira entre resplandores,
llamandome con invisible gesticulación.

Las nubes son blancas,
el cielo azul.
Las manos de esa mujer gigante,
lavan con el agua cristalina mi cara,
mientras el mundo sigue resplandeciendo.

Un dulzor se instala en mi corazón
como un remolino perceptivo,
y me siento seguro de estar viviendo
un momento de paraiso en la tierra.

Un aire divino que pasa,
borra mi ensimismamiento,
mi madre ordena mis cabellos,
en la dulce tarde de nubes blancas.

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