Evasion IV

El mundo vota,
el mundo trabaja,
el mundo funciona.
La gente anda,
laboran sin parar,
silenciosamente
van construyendo sus destinos.
Y mientras esto pasa,
yo sentado en un rincón del mundo.
me enredo en los cabellos de las deidades que pasan,
con músicas silenciosas que irradian sus caderas,
me hipnotizo en el caminar de las mujeres solitarias,
que frente a mi pasan
con lentes de sol y pantalones pitillos.
Son musas con zapatillas converse,
Son como ninfas con audifonos colgados a sus cuellos.
Y caminan con delicadeza suma...

Van ensimismadas,
en una actitud de infinita egolatría.

Son las Beatrices modernas...
como flores altaneras adornan las calles
Una mano blanca que sube,
acomoda una flor en los cabellos,
otra mano infanta,
sube un pantalon amarillo
y oculta la ropa interior por sobre las colinas de sus nalgas.

Y la música metafísica del caminar femenino sigue
y me embriaga y me conduce por senderos de existencia primigenia

El mundo anda,
todos corren, trabajan.

Yo me evado en pensamientos de deidades primorosas,
risas parvulas y cabelleras largas que juegan al viento...
risas parvulas y cabelleras largas que juegan al viento...

Una joven ondula con su cintura desnuda por las calles,

Oh bien del cielo perdido.
¿En que momento perdimos la ruta?

¿En que rincón de este viaje estelar, perdimos el paraiso?

La represa de la moral tiene al mundo infeliz.

Oh deidad de encantadores movimientos
tu sensualidad que pasa por la calle
huele al aire de la dicha vivida en un mundo ideal.

El mundo funciona
y yo me pliego en pensamientos amorosos.
soy un vago enamorado,
del rastro de cielo que cuelga
de cada colorida mujer de la ciudad...

Cuantas Beatrices para adorar...
Oh Dante,
cuantos paraisos para construir...