Friday, December 31, 2010

Hoy la vi en la esquina de un sueño, me saludaba con los ojos brillantes y el cabello a todo viento. Luego nos ibamos caminando por la ciudad de neblinas blancas y resplandores de plata.
Yo podía oir su voz articulada con el instrumento casi infantil de sus labios delgados. Me hablaba y yo como siempre intentaba entenderle, con mi actitud parecía causarle tal bien estar, que se explayaba mucho más...
Al despertarme, me vi solo con el jardín de los sueños comenzandose a marchitar en un rincón de mi mente, volviendo a la realidad irremediable, de que no la vería más...
En la ducha mientras el agua me quita la tierra invisible del mundo del sueño, cierro los ojos y pienso, porque mi corazón no la olvida. No fuimos nada. Apenas dos amigos en la casualidad de la vida, y no hay noche en que no se me aparesca entre sueños, en la soledad borrosa y tenue de una solitaria esquina. Me toma con su mano diminuta y me lleva por las calles del ensueño, ragalandome sus conversaciones, que luego no sé recordar.