Ella se alejó de mi,
con el ramillete de mis sueños en sus manos.

Y su nombre ya camina vestido,
con la túnica obscura del recuerdo,
aquellas calles que la conducirán finalmente,
al placido sueño del olvido.

Que somos nada,
resuena una voz en mi mente junto a la noche,
cuando me encojo entre las sábanas y la soledad.
pienso:
¿a donde iran los cristales del castillo de sus ojos?
¿a donde irán las alas de paloma de sus manos?
tantos futuros se desarman a la huida de sus pasos,
tanta felicidad se traga la estrella negra en el cielo,
tanto sueño marchito,
tantos suicidios de estrellas en el firmamento...

Me duermo,
un aro de rubí adorna mi tristeza en mis sueños,
y un angel camina mas lento al leer desde el cielo,
las tristes historias de mis pensamientos.

Manuel.